- Tu abuela las hacía con vino. Tardaba horas en prepararlas, como un ritual, y la casa entera olía a extraña alquimia de uvas y canelas. Solía hacerlas al atardecer, más o menos a la misma hora, siempre igual y nunca le pregunté porqué... Estás calentando poca leche y luego se te van a quedar secas. Hija, echa más azúcar! - Mama déjame que ya he hecho muchas torrijas en mi vida... - Bueno tu misma, luego no digas que no te advertí...Eres una cabezota - Y tu una pesada. ¿Se hacen igual, pero con vino...? - Se sustituye la leche por el vino... ¿Crees que se puede olvidar el color exacto de los ojos de alguien?. El otro día intenté recordar el color de sus ojos y no pude...Hace ya tanto tiempo que se fue mi madre... Leo "Se cortan rebanadas de pan no demasiado gruesas. En una cazuela hervimos el vino a fuego lento con dos o tres ramas de canela, y una cucharada de azúcar. Se empapan lentamente en este almibar. Se fríen en aceite abundante, se sacan y se pasan por huevo batido. A continuación, se vuelven a freír hasta que se dore el huevo. Se deslíe a fuego lento un vaso de miel blanca en un poco de agua y se pasan las torrijas por este almíbar. Se colocan en una fuente y pueden decorarse con anises o canela" - Ya están frías. ¿Quieres una?. No sé como me han salido, es la primera vez que las hago así. - Si... - ¿Qué tal ? ¿Están buenas?... - Eran grises... como la ceniza.