He pasado la tarde en casa de mi doctora. Aceptando al fin la invitación insólita que me hizo el otro día que pasé por su consulta. Es mi vecina de calle también desde hace un año, así que no puedes decir que has dejado de fumar, si no lo has hecho; o que haces deporte, si no piensas salir de casa pertrechada con los calcetines "escayolos", y los pantalones cortos acolchados en el trasero para montar en bici más de una hora (que no vale dar la vuelta a la manzana y tirarte por encima la botella de agua para simular sudor inmenso, porque controla absolutamente todas mis ventanas desde su cocina con forma de atalaya... )

Y se ha hecho extraño no hablar de calmantes para el dolor y colesteroles, sobre todo cuando mañana tengo cita con ella para revisión y para decirle que me ha bajado el HDL que eso si que es algo insólito...

Me ha gustado mucho y a ella más, porque nos hemos pasado las horas muertas podando sus rosales que los tenía achicharrados a pulgones y mosquito blanco y riéndonos, mientras su hija pequeña le echaba por indicación mía canela en los cortes para desinfectar la planta tras la poda.
Hemos plantado un magnolio que le he regalado, y violetas blancas y moradas...

Cuando ha sonado el telefonillo en mi casa para avisarnos que ya podíamos pasar por su casa, la verdad es que no me apetecía nada... Tenía una de esas tardes de bajada de estrógenos, de suspiros y ganas de ponerse una película antigua y verla debajo de un edredón calentito, porque aunque hiciera sol, yo hoy tenía frío, y como me nota absolutamente todo, tampoco quería que se sintiera en la obligación de preguntarme si todo estaba bien. Aunque luego me pasa lo de siempre, que en cuando me lleno las uñas de tierra, pillo por banda las tijeras de podar y toco las plantas, me olvido de todo. Y es que a veces tienes que olerte en las manos el perfume de las violetas para que se te vayan de la mente los boleros...

Me aprecia muchísimo y yo a ella. Sino hubiera sido por su saber en materia tiroidea, yo no estaría en este mundo desde hace cinco años. Es raro cortar rosales y reírte con alguien que literalmente ha salvado tu vida y no lo digo en plan de coña.

Me ha preguntado si querría ir con ella y su hija el jueves a un vivero. Supongo que es su manera de decirme que quiere ser amiga mía, yo le he expresado el mismo deseo hablándole durante horas de plantas, o de que la leche del Mercadona es la que utilizo en casa...

Y es que tiene que ser un auténtico coñazo ser el médico de un pueblo pequeñito y que la gente sólo te asalte por la calle para preguntarte si es mortal de necesidad o no esa peca oscura encima de la ceja izquierda...porque te ha picado un poco los últimos dos días.

Y tampoco es que sea tema para un post, pero debéis enterderme, mi vida ya es tan sencilla como las margaritas del campo, y desde hace dos meses los teletubies tienen más aventuras emocionantes en su mundo de colinas acolchadas que yo en la localidad donde resido...a parte (y esto que quede entre nosotros), porque dicen que son gays muy promiscuos sin pareja estable, ni pensamientos de tenerla, y yo hetero y en fin...vamos a callarnos que luego todo se sabe.

¿Qué tal vuestro "acueducto"? ¿estáis todos? A ver numerarse...

Billy que te pongas a escribir ya leches que yo también te echo de menos.

Contadme algo emocionante...
Bsos