Me he levantado a las ocho de la mañana a hacer manzanas asadas al horno para evitar ahogar a alguien...
Y ahora mi casa, huele a canela y mermelada de fresa casera, a ricitos de mantequilla derritiéndose en el corazón de una reineta, a azúcar caramelizada, y ahora mi casa huele, como la casa de mi abuela, y eso siempre me calma por dentro, me conecta con antes, con los porqué con respuestas: los únicos de toda mi vida en realidad, con las tardes en las que no hacer nada, ni tener preocupaciones, eran justo las tareas a las que había que dedicar el tiempo. Me gustaba sentarme en el frío suelo del salón a los pies de esa butaca de la izquierda a esperarla. Quieta como un gato con la cabeza enroscada en mis brazos entrelazados a mirar las nubes pasar, que recortaban una y otra vez el contorno de los cientos de plantas del alfeizar de sus ventanas como si fueran enormes olas blancas y los geranios algas... Y entonces, ella llegaba, deshacía lentamente mi peinado, y convertía en surcos mi cabello, lo araba una y otra vez,... lo sembraba con cientos de cosas, las enterraba y las dejaba allí... Nunca me habló de ellas, yo sólo las sentía. Mientras tanto, ella siempre hablaba de cosas con otros, tenía una voz pausada, quebrada por la edad, pero tan dulce como su carácter...Yo sólo escuchaba el ras ras...suave y lento de sus uñas en mi pelo, y me quedaba adormecida apoyada en su regazo. Nunca escuché lo que le decía a esos otros, inmersa como estaba en esos mundos amables, que ella creaba para mi con sus dedos en mi pelo. Hoy he pensado con pena en como me gustaría haber retenido siquiera una de sus palabras, en como me gustaría pedirle que hablara conmigo un rato, en como necesitaría preguntarle tantas cosas. Sólo al final de la vida debes poseer algún puñado de certezas útiles, el resto, antes, sólo sirve para pensar que se está aprendiendo algo...
Tenia una pequeña de su anterior matrimonio, ya crecida. Era viuda de un piloto de carreras, y os juro que imagino a mi abuela en cualquier tesitura, menos con la cabeza metida dentro de un motor de un coche de Fórmula 1. Joaquín, otro hijo pequeño que un día llevaba en brazos alguien decidió de un solo balazo el final de su destino. Se lo llevó a casa y lo enterró sola. Luego le dijeron que el piloto había muerto en la guerra en alguna parte cerquita de Madrid. Marchó entonces a habitar otro pedazo de una Galicia rota, si cabe menos verde para olvidar todo lejos de la mar, con su hija mayor de la mano y una pequeña maleta de cuero, que un día ví debajo de su cama, casi ochenta años más tarde de aquel primer y decisivo viaje entre provincias, que en aquella época, parecían más continentes, que continuidades de algo, y mucho menos de un país...
Llegó a una casa a servir, un hombre casado, cinco hijos, un matrimonio de esos -decían- sobre el papel sellado con polvo de la tierra, porque en esa época la fortaleza de los fuertes residía en la unión y no en la soledad. Y ella le miró y él la siguió un día, y ella después de eso, se marchó de nuevo sola y lejos cerquita de Madrid con su niña de la mano, y algo creciendo en su vientre, pequeñito y alto como una montaña, por culpa del amor. Él dicen que lo dejó todo, y allí sigue el todo, aunque él ya ni siquiera esté desde hace más de diez años, y se fue sin mirar atrás, contando las piedras del camino despacito hasta algún lugar cerquita de Madrid.
Allí vivieron como pudieron y el resto, se lo tuvieron que inventar desde entonces hasta el final de sus vidas. Tuvieron dos niñas a las que los crueles de época apodaron como las bastardas, las hijas de la Narcisa, la puta de las manzanas con demasiada canela...Después de ese trabajo en la pastelería, se inclinó a fregar los suelos toda ella de las bibliotecas de toda la ciudad. Un día fuí a la Hemeroteca Nacional a hacer un trabajo para la facultad, y pedí ver su hoja en el departamento de personal y allí estaba su firma suave y casi tan pequeña como ella.
Pudieron casarse un día de principios de un mayo cualquiera. El mismo cura que acababa de darle la comunión a mi hermana de ocho años, que ahora ya tiene cincuenta, amigo, cómplice y sabio para una época llena de demasiados dimes y diretes, les unió con unas palabras ante Aquel, en el que los dos creyeron siempre, a pesar de todo, cuando todos los demás estaban fuera de la Iglesia dándole a la niña que si el reloj, que si el horrible álbum de fotos nacarado, que si felicidades...
¿Por qué?...
Solos ante nadie en realidad...
Cuanto me gustaría preguntarle hoy cientos de cosas, le diría: abuela, siempre te siento dentro. Quita un momento las manos de mi pelo que hoy, necesito escucharte y que me digas...
Pero primero, voy a ir a echar un poco más de canela a mis manzanas...
vuelo
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*martes, 19 agosto 2025. *Tengo que coger un avión y llego tarde (es el
mismo avión que en otros sueños, una especie de habitación metálica con
varios aien...
Hace 9 horas
11 comentarios:
Que bien que fuera un lapsus. Ha vuelto el olor a canela. Me parece fantastico. Yo escribí tambien a mi abuela que ya no esta. Creo que todo lo hacemos algunas vez en nuestros blog porque ellas forman parte de nosotros....besos.
Q post tan precioso...
Un abrazo a cambio de una manzana, vale?
Lograda esa nostalgia sin melancolñia. Por lo demás, corro a por canela, que me has dado envidia.
Bs.
creo que tu abuela le gustará, a mi me ha encantado.
wow.
sabes, siempre pienso en lo poco que disfrute de mi abuela y en lo que me gustaria tenerla a mi lado ahora.
ha sido precioso. Huele a canela desde aqui.;)
Yo disfruté de la que falta e intento disfrutar de la que está. Pero sé que cuando no pueda mirarme, aun así, seguiré diciendo que ojalá la hubiera disfrutado más...
Tu abuela era grande. Suena a enorme...
Dicen que de las abuelas se aprende como es el amor, a la mía no me dio tiempo siquiera a preguntarle sobre esto, pero me dejo mucho aunque fuera sin palabras. Un beso B3N...eso
Sara, cuando quieras te comes una, pero gratis. Otro beso
Zu, viniendo de ti, hasta una crítica es un piropo. Gracias "cantaor"
Ex-compi, muchas gracias. Hace mucho q no me paso por tu casa, pero es que he estado más liada q la pata de un romano, sin romano. Muack
Cat´s el día que vuelvas o el día que vaya, te las hago para ti a cambio de un mate q estoy deseando probar ;)
Nebro, si es que eres..si es que eres...ainssss un solete de esos que pintan los niños en folios blancos con miles de rayitos (y si, estoy siendo cursi ¿qué pasa?) ;) besitos rubia
¿Qué comentar cuando está todo dicho? Apenas pude disfrutar de mis abuelas, tan sólo me quedan recuerdos de uno de mis abuelos. Pero a veces creo que soy demasiado desprendido de mi familia y que no siento apenas apego por nadie...
Aún así, cuando deseo algo de verdad, no sé por qué, pero siempre se lo comento a mi abuela...
Supongo que el valor de la vida reside en las veces que uno se levanta frente a las adversidades, lo mucho o poco que cuesta dar el presente por los que vendrán después. Somos lo que somos porque en cierta forma nos ayudaron a serlo. No me siento deudor de mis antepasados pero sí me siento agradecido.
Uno se va dando cuenta con la edad de que las acciones del presente hablan a las generaciones que vendrán y que siempre habrá alguien lo suficientemente sensible para mirar hacia atrás y sonreír. Porque uno sólo desea ver sonreír a los que entiende cerca. Creo que la recompensa es saberse artífice de algo bueno.
Muy lindo, gata.
Lo se, lo se que no he venido por aqui. Esto del hijo economico es peor de lo creia, a ver si se empacipa ya ( y solo tiene 15 dias).
He tenido la suerte hasta de poder discutir con mi abuela antes de que se fuera. Pero son personas que deseariamos eternas a mi de los que mas pena me quedo fue de que no conociera al idiotizador aparte por supesto haber podido verla mas por la distacia.
De alguna manera tu abuela aun vive en tu pelo.
No te lo cepilles mucho, igual le haces cosquillas.
Esa receta de manzanas es toda una gran herencia en si misma.
BEsitos
No conocí a ninguna de mis abuelas y siento que falta algo.
Me ha encantado leerte, voy a hacer manzanas asadas.
Besos
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