La Palomera...

Ayer antes de entrar en clase, volví a la librería de Luis Garrido, el señor del pequeño cementerio de libros perdidos de la calle Marques de Zafra, 17 y le compré seis: La Doma de la Furia con El Mercader de Venecia de...pues de quien va a ser, Sombrero de copa, con Maribel y la Extraña familia, El amante de la China del Norte de mi adorada Marguerite, (una de las pocas mujeres que me gusta como escribe), Historia de dos ciudades de ¡Hombre, por Diooos! ;-)), y La sombra del árbol más siniestro del mundo es alargada ;)) de Monsieur Delibes, y no, no soy millonaria, los tiene a 2 € cada uno, así que me sentí como en Cartier con dinero de sobra en los bolsillos jeje, y por eso... arramplé. También puse mis ojos en Los niños que perdimos la Guerra, y es que Luis tiene una forma que enamora de escribir, que huele a barquillos de Feria de la Paloma, a cosas duras y tiernas a la vez, al Barrio de Ventas con mayúsculas, a persona hecha a sí misma, y no te explicas como alguien tan bajito puede parecerte de repente una montaña...así que cuando abrí la boca para preguntarle el precio, él me dijo: te lo regalo y yo no, y él zaca y yo que no, así que casi le mato, cuando me dice parapetado detrás de una enorme sonrisa : Anda! acaba de bajar de precio a 50 céntimos, y yo: no te voy a pagar 50 céntimos por tu libro y él: no entiendo que no quieras pagar su precio...Es poco...- gemí...y él: 50 céntimos y un beso... Nunca me ha sabido tan bien comprar un libro (jeje ey! que es un respetable ancianito de casi ochenta años). Así que ...eso es lo bueno que tuvo el día, eso y las palabras que me puso en la portada que me las guardo para mi con vuestro permisito...

Y luego pues la tarde continuó, y ahí estaba yo después, con la cabeza a pájaros, tumbada en la camilla de la clase de acupuntura nº ni me acuerdo ya, mientras dos compañeras armadas con dos rotuladores rojos pintaban en mi vientre los puntos correspondientes del meridiano estómago, como un mapa serpenteante, que partía de mi sínfisis pubiana, y se adentraba hasta más allá de mi escotadura supraesternal (o bósforo de Almasy como gusto más yo de llamarlo, porque tras El Paciente Inglés no te queda otra dentro del corazón...)...

Esta mañana me venía a la cabeza, mientras observaba mi cuerpo en el espejo, lleno aún de garabatos rojos ese libro que tanto y para siempre me arañará dentro, y para ser más exactos justo ese párrafo dedicado a Olimpia... (sí hombre, este mismo)

"Seis meses después del primer encuentro, se vieron por fin en el camarote de un buque fluvial que estaba en reparación de pintura en los muelles fluviales. Fue una tarde maravillosa. Olimpia Zuleta tenía un amor alegre, de palomera alborotada, y le gustaba permanecer desnuda por varias horas, en un reposo lento que tenía para ella tanto amor como el amor. El camarote estaba desmantelado, pintado a medias, y el olor de la trementina era bueno para llevárselo en el recuerdo de una tarde feliz. De pronto, a instancias de una inspiración insólita, Florentino Ariza destapó un tarro de pintura roja que estaba al alcance de la litera, se mojó el índice, y pintó en el pubis de la bella palomera una flecha de sangre dirigida hacia el sur' y le escribió un letrero en el vientre: Esta cuca es mía. Esa misma noche, Olimpia Zuleta se desnudó delante del marido sin acordarse del letrero, y él no dijo una palabra, ni siquiera le cambió el aliento, nada, sino que fue al baño por la navaja barbera mientras ella se ponía la camisa de dormir, y la degolló de un tajo..."

Y pensaba... en que ha sido una semana muy rara, pensaba en la llamada de teléfono de alguien, pensaba en el alto grado de desgaste que le costó a mi mente la presencia de esta persona en mi vida hace un año y pico, proporcional si cabe, tan sólo al grado de placer que le proporcionó a mi piel (supongo que esa y no otra, fue la razón para responder su llamada cuando vi su nombre en la pantalla de mi móvil)

Pensaba en cual es el límite entre ser una buena persona, y empezar a ser una imbécil redomada...

Pensaba en que por mucho que me empeñe mi vida no va a cambiar...si yo no introduzco pequeñas variables (últimamente le pego unas patadas al libro de matemáticas barriendo pa dentro de flipar). Pensaba incluso que ya no querría que cambiara. Creencias antiguas propias y voluntades ajenas completamente egoístas dejaron ya de pelear, e igualaron por fin sus fuerzas, y ya, no es terreno cedido, sino rendido a conciencia (rima y ya sé que no estáis entendiendo nada, pero necesito hablar con vosotros, así que a callar y luego decid algo ¡leches!...), así que (me estoy encogiendo de hombros a lo Woody Allen) supongo que ya lo que queda es vivir un poco lo que venga...

Pensaba en que de todos modos, sé que soy buena persona...

Pensaba en la división del amor del cuerpo y del amor del alma de la que siempre habla Gabo...

"A veces las cosas, o casi todo o incluso todo o incluso nada, sale como lo habíamos pensado..." esto me dijo mi hermana un día hace poco, y recuerdo que no sé, que pensé: no encierra nada especial ,es aparentemente una frase vulgar, sencilla como una margarita, hierática como un fresco egipcio y con menos perspectiva que un muro bizantino, pero...recuerdo que me calmó por dentro y recuerdo que me dije acto seguido:
¡Coño! pues es verdad, qué se le va a hacer...

Y pensaba...
Pensaba...
Pensaba... que si pagaran por soñar despierto, y pensar imbecilidades,
yo... sería millonaria...

¿Habéis entendido algo? ;))
Me voy a Cartagena un ratito... total, siempre termino de un modo u otro allí..