Estaba apagando las luces de la casa. Sacando la ropa de la secadora y recogiendo un poco la cocina. Tenía bastantes ganas de sueño en la cabeza ...o al menos las suficientes para cerrar los ojos y dejarme caer y descansar, porque lo que es cierto es que llevo varios días con el alma anhelante y sé que suena cursi, pero no es más que la verdad,...
y cuando me pongo así se me escapan las razones y puedo pasarme horas ensimismada, perdida en recuerdos o quizás en deseos, que no son más que los motivos que sin darnos cuenta buscamos algún día poder encontrar en nuestra memoria...
Y entonces la he visto, allá arriba, silenciosa... con una cola de nubes empedradas pequeñitas que parecía que se habían puesto de acuerdo para contemplarla como yo. Cuando miro la luna en días como estos, pienso en cuantos ojos se habrán sentido igual que yo en este momento a lo largo de los tiempos. Me reconforta contemplar algo que no ha cambiado en millones de años, y es entonces cuando me siento más... humana. Es la misma sensación que me invadió cuando por primera vez paseé por las calles de Marruecos y me reconocí en ojos extraños. Es curioso que llegara a sentirme igual que en casa...tan lejos de todo lo que conocía incluso de mi misma.
Me he ido a la cama y he abierto ese libro que en las noches frías como hoy...de casi treinta grados bajo cero se me convierte en techo. Adoro leer "Amor en los tiempos del cólera". Está escrito en el único lenguaje que entiendo..., con palabras que sostienen, y descripciones que hacen suspirar. Es para mi el libro más bello que he leído y todos las primaveras vuelvo a abrirlo como si se tratara de un ritual íntimo que nunca he confesado a nadie hasta ahora...
En la ventana huele a tierra mojada que anuncia lluvias, y las ganas de dormir se me han ido como llegaron...siempre escasas.
Y todo ha sido por culpa de este pasaje al que he llegado y que siempre logra sacudirme por la elección de las palabras y su belleza, no por nada personal:
"Cuando oyó apagarse los pasos de la calle solitaria, cerro la puerta muy despacio, con la tranca y los cerrojos, y se enfrentó sola a su destino. Nunca, hasta ese momento, había tenido conciencia plena del peso y el tamaño del drama que ella misma había provocado cuando apenas tenía dieciocho años, y que había de perseguirla hasta la muerte. Lloró por primera vez desde la tarde del desastre, sin testigos, que era su único modo de llorar. Lloró por la muerte del marido , por su soledad y su rabia, y cuando entró en el dormitorio vacío lloró por ella misma, porque muy pocas veces había dormido sola en esa cama desde que dejó de ser virgen. Todo lo que fue del esposo le atizaba el llanto: las pantuflas de borlas, la piyama debajo de la almohada, el espacio sin él en la luna del tocador, su olor personal en su propia piel. La estremeció un pensamiento vago: "la gente que uno quiere debería morirse con todas sus cosas" No quiso ayuda de nadie para acostarse, no quiso comer nada antes de dormir. Abrumada por la pesadumbre, le rogó a Dios que le mandara la muerte esa noche durante el sueño, y con esa ilusión se acostó, descalza pero vestida, y se durmió al instante. Durmió sin saberlo, pero sabiendo que continuaba viva en el sueño, que le sobraba la mitad de la cama, y que yacía de costado en la orilla izquierda, como siempre, pero que le hacía falta el contrapeso del otro cuerpo en la otra orilla. Pensando dormida pensó que nunca más podría dormir así, y empezó a sollozar dormida, y se durmió sollozando sin cambiar de posición en su orilla, hasta mucho después de que acabaron de cantar los gallos y la despertó el sol indeseable de la mañana sin él. Sólo entonces se dio cuenta de que había dormido mucho sin morir, sollozando en el sueño, y que mientras dormía sollozando pensaba más en Florentino Ariza que en su esposo..."
Y entonces he tenido que levantarme y venir a escribir sin poder evitarlo, que la luna está preciosa esta noche y que eso me ha puesto un poco tonta... y muy cursi.
Supongo que ha sido que a veces nos conmueven cosas, lunas, palabras, olores, y no sabemos exactamente dónde, ni porqué...
Así que creo que me voy a ir a contar ovejas o... las veces que hoy, me ha hecho sonreír alguien, aunque no se yo si lo segundo, las sonrisas pueden saltar vallas...
MANICOMIO 251
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*Domingo.*
*No hay terapia*
*en el manicomio.*
*Terremoto Crazy está feliz.*
*Ha dormido bien*
*y tiene todo el día*
*para disfrutar con lo que quiera.*
*Par...
Hace 1 hora
3 comentarios:
No se por qué, a mi no me sale por el día lo que me sale por la noche, la oscuridad y el silencio me dejan oír el corazón pero nunca me levanto a escribir.. tendría que abrir otro blog..
Lo del vino esta hecho.
Las sonrisas lo pueden todo.
Tambien m he perdido en mi y mis recuerdos o deseos o lo que sea y observar la luna me hace sentir humano tambien cada vez que la veo ahi justo cuando camino hacia casa junto al cementerio del pueblo y el brillo de la luna es la unica luz que dirige mis paso.
Un abrazo.
Me encanta ese vino ;) es uno de los mejores que he probado
q ganas tengo de verte, ahora que lo pienso nunca te he visto ! jeje
lleva un libro o algo, Ah! pero si vas a llamar a mi telefonillo ;P
un besazo guapa
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