13 de junio de 2009

Se me pasó el catarro, madre mía que trancazo más grande. El martes creía que me moría con 39º de fiebre toda la noche. Eso si entre el gimnasio y la convalecencia, los cereales K y las ganas...la operación bikini empieza a funcionar de lo lindo jeje

Así que hoy me voy de cena hindú, de cena y de parranda a testar el resultado en la urbe subidita a unos tacones...(y en el bolso de 30cm de largo las sandalias bajitas que después de tres meses en zapatillas de deporte tras la hecatombe laboral, no es cuestión de hacerse la valiente encima de 10cm de piel de diseño y precio para cortar el hipo más de una hora o dos)

Me voy de cena exótica con dos amigas del colegio. Belén, mi amiga y compañera en esta vida desde los cinco años y Marina amiga mía inseparable de los ocho a los nueve que se marchó de barrio y de colegio (joder no ha llovido) y que no paró hasta encontrarme en facebook este año con ambas 36 ya primaveras cumplidas como se ha podido... y lo primero que me dijo fue: "me acuerdo que tu me enseñabas a dibujar con una paciencia infinita en el colegio, y que no parabas de pintar caballos" . Yo no lo recordaba de esa forma. Son curiosos los posos que dejamos en las personas que habitan nuestras vidas en un momento u otro, el cariño si se alimentó se agazapa silente como las semillas y brota de nuevo si es que tiene que hacerlo, pero los recuerdos nunca son recíprocos, y a veces ni siquiera se parecen.

Me gustó mucho "El último encuentro" de Maráis, porque habla justo de esto, de la amistad, de lo que significamos para algunas personas, de lo que significaron para nosotras en cualquier tiempo verbal, de lo que se pierde a veces,...y aunque me puso un poco nerviosa su estructura de ensayo, ya que el protagonista no para de hablar y las pautas que deja a su interlocutor son tan sólo segundos en los que caben poco más que dos o tres onomatopeyas del pobre mío.... Encuentras por doquier correspondencias con la vida misma sobre y entre los afectos de las personas. Os recomiendo ampliamente su lectura.

Yo también recordaba a Marina apuntalada en esos años. Recuerdo que fue con la primera persona que me fumé un cigarrillo encerradas como siempre en el último baño de la larga fila de aseos del colegio de monjas para señoritas que al salir no lo fuimos tanto en el que me formé hasta los 18 años, y es que ese baño era especial..porque tenía una ventana por donde entraba el sol y decidía romperse en miles de haces de luz acariciadores, porque el cristal era estriado...o porque levantábamos nuestras faldas grises muy arriba para poder sentarnos en el alfeizar y soñar,...y hablar de lo mucho que sabíamos ya del mundo con un cigarrillo entre los dedos y bocas que intentaban imitar las posturas sinuosas de Grace o de Audrey, cuando se les suicidaba rendido el humo entre los labios... y todo el amor del mundo era aun posible.

Que ganas tengo de verla...







5 comentarios:

Petri dijo...

Pasalo bien y pilla un taxi, esta vez no salgas en bici.
Todo parece mas bonito cuando tu lo escribes..
te echo de menos.

Elen dijo...

Es una sensación especial el reencuentro con alguien querido de nuestro pasado. Todo es distinto, y al mismo tiempo todo sigue exactamente igual. Hermosa sensación!
Un beso.

coco dijo...

A mí también me han entrado ganas de verla. Me la presentas?

juan dijo...

Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor pero contigo creo que cada tiempo vivas siempre sera mejor....

Gata dijo...

Me lo pasé muy muy bien y no...no os la presento ;))
jej