18 de octubre de 2009

Ayer pasé cerca del Monasterio de El Paular. El sol estorbaba. La calma para mi siempre viene de la mano de la lluvia, no sé porque...
Una bici por tres euros la hora, leí y me perdí un rato largo por un camino que no parecía tener intenciones definidas sobre su final.

Nunca estuvimos juntos aquí, nunca te dije que es uno de mis lugares favoritos. Iba a la sierra de pequeña con mis padres y mis hermanos todos los fines de semana dentro de nuestro Seat 127 verde. Allí las montañas me abrazaban nada más llegar, cuando podía subir a ellas, ahora se inclinan desde arriba y me saludan. Me mandan recuerdos de mi, y yo que nunca estuve contigo allí, como en tantos otros lugares, te pienso y me acompañas, mientras hablo y te cuento y tu sonríes, mientras hablas, me cuentas y te miro...

Ayer pensaba en una frase que leí hace años, la recordé el otro día en una conversación con un amigo

- Cómo me hubiera gustado que hubiera sido posible... -dije

- Pero fue posible, al fin y al cabo lo viviste

- No, no me he explicado bien, me refería a cómo me hubiera gustado que lo que viví hubiera sido posible

- ¿Y no fue así?

- Creo que el pasado no ocurre jamás como lo recordamos. Los recuerdos que yo tengo no ocurrieron realmente...de ese modo.

- Eso es verdad...creo que es porque vestimos con nuestra propia experiencia lo que vivimos y no coinciden con las de los demás.
Ese es el engaño...una pena pero es así.

- Cada uno de nosotros somos el amor de la vida de otro...

- ¿Es tuya?

- No, solo la habito...Lo dijo Andrew Sean Green en su libro "Las confesiones de Max Tivoli".

- Mira estamos en el Fnac ¿te importa que entremos a mirar y a comprar algunos? pero antes ¡ven aquí y déjame que te abrace y te de un beso, cara rara!

- Claro que no...Me hacen falta mantas para el invierno, a partir del martes ya han dado frío y lluvía.

- Vale, vamos después a el Corte Inglés que está enfrente, porque en el Fnac creo que no venden cosas de casa, ni sábanas ni mantas..., sólo películas y libros.

- A mi...es que son ellos los que más me abrigan.

- Eres una romántica.

- No, soy una imbécil...

- Una imbécil romántica...¿mejor?

- Eso sí...

4 comentarios:

Nebroa dijo...

Con tus palabras he ido contigo a las montañas, y he ido a mis recuerdos empañados por mi experiencia. Y...Bueno, bienvenida al club de las imbéciles románticas. Hacemos un club?

El Buscador de Miradas dijo...

Creo que son las tres patas del trípode: manta, películas y libros.
Se complementan y necesitan.
Me has dejado con la duda de si yo seré un imbécil romántico también.

Gabiprog dijo...

A pesar de todo creo en esos paseos por el pasado, son ellos los que deben ayudarnos en los proximos cruces.

Saludos.

Anónimo dijo...

El pasado existe, porque existe el recuerdo...pero el recuerdo es manipulado y distorsionado. Nunca contamos las cosas como realmente fueron.
los "que hubiese pasado si..." son bastante puñeteros porque nos deja con la sensación de vacío y vuelve a nuestra vida la idea de querer repetir.
gatita, eres una romantica empedernida, me tienes que decir cómo se hace para ser así. :)
besos