Una vez me levanté a las siete de la mañana y me marché a la playa. Fue alucinante. Estepona. Todo blanco. Los rayos del sol justito levantándose, acariciando el yeso de las casas, echando a patadas a las sombras. Una playa de lo menos 40 km sólo para mi. Me fuí a la orilla y me senté. Nadie más. Estábamos una gaviota y yo, allí, llevándonos bien, contándonos nuestras cositas, que si una pluma para allá, que si un poquito de crema, que si fijate que caro está el pescado, que si me lo vas a contar tu a mi....y los 40 km sin hablar ahí, como un loft de lujo.Nos mirabamos la gaviota y yo, y nos entraban ganas de llorar a puñaos, por no creernos del todo nuestra suerte.A punto estábamos de pedirnos ya en matrimonio dos horas más tarde ( y es que siempre fuí de amor eterno fácil ;-P ¿no os lo creeís?), cuando de repente de la nada, apareció un señor mayor, pero muy mayor, apuntalao, le ganaba en edad la catedral de Westminster, creo y poco más. Llegó y enseguida empezó a sacar cosas de una bolsa pequeñita, pero pequeñita, una bolsa que de tan pequeña que era desaparecía antes de que terminaras de mirarla, pero como una caravana de grande por dentro, porque como el inspector Gadget, oye, que si una sombrilla con las flores más feas que he visto en mi vida, que si una nevera de esas de plástico duro azul muy raro, que si una silla plegable que parecía la del salón de casa con la bolsa para el mando de la telel y todo, que si una toalla amarilla fosforito que yo creo que sólo se atrevieron a hacer una de lo terrorífica que era. Y ahí se plantó, a un metro de mi toalla, con todo el equipo a lo Tom Rayder:
- Buenos días señorita, díjo....y seguidamente se metió la cara detrás de un cuadernillo de esos de sopas de letras ¡con el calor que hacía!
- Buenos días....- dije yo cuando acerté a cerrar la boca. Me creció un abuelo, pensé: bueno...
Estuvimos juntos así como unas siete horas. Al mediodía y sin haber mediado palabra alguna antes, me invitó a comer su ensalada y a beber su cerveza:
- La he hecho como la hacía mi señora ... Me enseñó ella.
Luego nos quedamos callados de nuevo, y yo hice esa foto, que se llama espejos...
Recuerdo que pensé que no sé, que no pasamos nunca en vano...
Recuerdo que pensé que querer a alguien debía ser eso, no recordar unos ojos, ni manos, ni besos, o una voz, sino el modo en esa persona hacía alguna cosa, algo pequeñito, y no dejarlo morir nunca...
- Me alegro de que no te hayas quemado..- me dijo mientras yo jugaba a meter los pies en la arena fría a la sombra de las flores más feas que había visto en mi vida...
Siempre que voy al mar, me acuerdo de Pedro, se llamaba así. Han pasado lo menos diez años de esto, y ojalá lo del parecido con la catedral de Westminster fuera algo más que una metáfora... porque en una metáfora uno se puede quedar a vivir, si quiere..., pero me temo que hoy, no encontraría a Pedro en esa playa. Yo creo que está en algún lugar así con mucho espacio, en una cocina por donde entra el sol, y donde le dejan siempre que lo pide, preparar ensaladas a cuatro manos...
porque si no es así, sino fuera así y yo, me enterara, ...no tienen cielo pa correr...
13 comentarios:
Me ha gustado mucho tu historia y como la has contado. La foto de la playa preciosa.
Yo una vez paseando en bici me encontré a un señor con el que quise hablar. Me imaginé un diálogo como el tuyo, parecido. Sabía que me contaría algo interesante y bonito de su vida, de esas cosas que merece la pena recordar y las cuentas. Pero al final no hablé nada... Fíjate qué tontería que me arrepiento, seguro habría sido un momento para recordar. O quizá mereció la pena no decirle "buenos días", igual no me hubiera contado nada... Un beso
Es precioso... lo que cuentas y como lo cuentas.
Un beso, guapa :)
que bonito gata, hay pedros que van y vienen y nos dejan su recuerdo en el espejo.no?
es precioso haberlo recordado asi.
cómo estaba la ensalada? jiji
Lo mejor es tener el mar, para uno solo, a las 7 de la mañana, con Pedros y Gatas. Beso a las 8.
Buf... me has dejado sin palabras. Qué preciosidad... Mi corazoncito está un poco encogidito...
Que bonita historia, buena compañia , el mar, la gaviota y ese señor que has descrito tan bien, que me parece estar viendolo. Un beso
Qué entrada más bonita :)
que lindo cuento!!!! muy muy muy verdad lo de querer a alguien es recordar algo que hacia esa persona.. gracias por escribir esto y sacar esa foto!
Siempre he dicho que la memoria es selectiva... También pienso en lo bueno de guardar tesoros.
Gracias por compartirlo!
:)
"Recuerdo que pensé que querer a alguien debía ser eso, no recordar unos ojos, ni manos, ni besos, o una voz, sino el modo en esa persona hacía alguna cosa, algo pequeñito, y no dejarlo morir nunca..."
Sí.
Qué bella, Gata...escribir esto...mirar así...sentir.
Un besito.
Yo lo siento mucho..pero me he reído como viendo Como conocí a vuestra madre.
La historia ha sido muy buena, y el mar...ains mi mar yo también me he despertado temprano y he tenido la playa para mi, para hacer el amor con ella como me diera la gana.
No sé que añadir a este latido, solamente que me estremece la ternura, la fragilidad del tiempo que se recuerda... Estoy un poquito torpe, pero me ha ... "encantado"
Besitos a todos. Sois un encanto.
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