24 de junio de 2010

"Todos reconocieron que Pedro tenía derecho a ser el jefe, y fue desde esa época cuando la ciudad comenzó a oír hablar de los Capitanes de la Arena, niños abandonados que vivían del hurto. Nunca nadie supo el número exacto de niños que vivían de ese modo. Eran más de cien, y de éstos más de cuarenta dormían entre las ruinas del viejo almacén.

Vestidos con arapos, sucios, casi famélicos, agresivos, siempre con una palabrota en los labios, fumando colillas de cigarros, eran, en verdad, los dueños de la ciudad, los que la conocían en su totalidad, los que la amaban en toda su extensión, sus poetas (....)"

Capitanes de la Arena, Jorge Amado



Me pregunto porque Dios, siempre se acuerda de los pobres entre el barro
para mal, para muy mal.

¿Os imaginaís lo que sería vivir en un lugar así, en un lugar así pensando que tenéis sólo una vida?

Me gustaría que hoy no encontraramos ninguno de nosotros, ni un sólo motivo para quejarnos,
y para si eso, no ser Dios, y encontrar un momento, pequeño, aunque sea para agradecer.


3 comentarios:

Darío dijo...

Dios es un serio problema para los pobres, me parece. Les promete un mundo que no ven.

eL aRTe De SeNTiR dijo...

Yo pase de quejarme a agradecer, no se a quién, pero cada noche rememoro mi dia, y siempre disfruto.
Un beso

Gata dijo...

En el mundo hay que haber nacido en el lugar adecuado, sino no sé, y que pena.
En fin, basta con no olvidar, y etc
¿no?
bs