25 de junio de 2010

(V)Bellos

Mi tia quitaba pelos en un cuarto, según se entraba a su guarida a la derecha. Pero eso fue mucho después de que su marido fulanito, la tirara embarazada de ocho meses contra el suelo. Mucho antes de eso, un día, que sólo se distinguió del resto por ser el primero, él apareció con una tal Lola por la puerta, y se encerró con ella en la habitación de matrimonio, dejándola sola en el salón. Eso no dolió, Lola era simpática, y también lo eran Silvia, y Sara. Las personas que sonríen de frente de ese modo, no tienen la culpa de las cosas, pero lo del suelo sí, por lo del suelo, y por el pez abisal que la surcaba desde dentro, mi tia, otro día se plantó dijo: hasta aquí y hasta ahí llegaron.

Fue una época dura, para las mujeres solas, para todos los que tenían alma en realidad, una época donde los gays no tenían ni siquiera derecho a quitarse un pelo, y a eso se dedicó mi tía, (en la misma camilla donde una hora antes se había recostado Manolita que se sabía el cara el sol de pe a pa) a arrancarles de un tirón las penas con un lamento que se lo llevaba todo, y les dejaba muy suaves, y luego les vomitaba al mundo un poco, más seguros de que ese, al menos, no podía ser su último día, así, hoy, tan, bellos. La semana pasada al lado de la Plaza de Toros vi a Diego. Diego sigue regándole las plantas, cuando ella decide marcharse a Cuenca o a alguna excursión del imserso, y le llena la nevera, para negarlo más tarde jurando con ademanes de musa, por las lentejuelas azules de su último vestido, que las frutas y verduras del último cajón, llevaban ahí antes de Jesucristo y ni que decir, de Cuenca.

Mi tia que se llama Merche, siempre ha tenido la casa llena de gente, y la soledad creo que menos sola de todas las que yo haya visto antes, eso y debajo a Mari Pili. Mari Pili ha sido su vecina desde que yo recuerdo, y si lo recuerdo por lo menos tiene que ser desde los cuatro años, que dicen que sólo se pueden recordar las cosas desde que uno dice -pan- y empezar desde ese día a cagarla, por hablar, el resto de la vida, y poder por ende comenzar a maldecir.

Mari Pili tenía una voz de esas de trueno roto, siempre olía a tabaco negro, y cuando supe lo que era esa música, a jazz, sobre todo a Coltrane, y llevaba, unas faldas largas como las promesas llenas de flores, y blusas muy blancas. Mucho. Y en las uñas todos los mares del mundo con forma de un nacar afilado. Otra peculiaridad era el desdén, que durante toda su vida dedicó paciente a las mangas de todas sus chaquetas,a ser posible cortitas que bordearan su cintura espiral de abeja reina. Siempre descansando sobre sus hombros, como un tejado amable y acolchado de cachemires y lanas, como diciéndole al planeta: "ven, resbalate si quieres. Dame o vete. Devuélvemelas todas, porque para ti por mucho que te empeñes, yo seré siempre un tobogán..."

Se casó con Antonio, un señor muy bueno, tan bueno que no quiso existir para nadie, ni siquiera para Mari Pili, y ella un día, que se cansó de llorar de una luna a otra, y de ver películas de vaqueros, donde entendía sobre todo a los indios, comenzó a la vez que siempre se moría, a dejarse vivir en los brazos de un (tal) Angel, y así fue durante veinte años justo detrás de las páginas del periódico de los domingos del Sr Antonio. No sin antes, ponerle su copita de coñac y darle un beso. Por el tejado merino resbalaban también todas las espaldas de todas aquellas personas con las que ella no quiso jamás cruzarse, pero no tuvo más remedio, porque los miserables están en todas partes, en el mercado por las mañanas, en la peluquería, en la cara de mi madre, siempre juez, y miembro honorífico, si la hubieran dejado, de la National Rifle Association, mandando sin miramientos a las peores galeras de Ben-Hur al ¿Sr? Charton Heston (así como suena en español y que se joda). Yo siempre a Mari Pili, la miraba de frente, y me daba muchos besos con ducados. Me caía bien, fue el primer punto, el primer wild side que conocí en mi vida, luego, ahora, hoy, entiendo que los precipicios se reconocen los unos a los otros siempre en el centro de los ojos.


Cuando eres una niña, nunca piensas, mientras piensas en que eres la única princesa de cualquier cuento que se te ponga por delante, en que los principes, no sé...pueden salirte rana. Sueñas con tules, con mañanas de domingo haciendo bizcochitos, con mesas donde hay gente sentada, como en los Sims, que tu has creado, y que les dices: comete los cereales, dale un beso a papa. Cariño, que tengas un buen día. Otro rasgo indiscutible de las princesas, es que no fuman nunca, y si lo hacen, no desean a cada calada convertirse en humo por ahí...diluirse, desaparecer en sus: ¿qué (coño) es lo que hice tan mal?.

Las princesas en los cuentos no sueñan nunca con ser Mari Pili.

Pero un día, de repente, te miras al espejo y ahí está

El jazz...




Y quizás, otra mañana tengas suerte, suerte y comience para ti, un cuento de hadas de verdad...

Eso coincidirá por fuerza con una sola cosa: cuando asumas que los cuentos de hadas de verdad, sólo comienzan, cuando entiendes que el mundo nunca, jamás, será para ti nada de lo que tu creías y seas capaz de sonreír...
etc..

9 comentarios:

Espera a la primavera, B... dijo...

" hoy entiendo que los precipicios se reconocen los unos a los otros siempre en el centro de los ojos.."

Siempre pensé en eso y esta manera tuya de decirlo me ha parecido la mas tierna y la más humana. De una forma u otra todos sabemos si el otro comperte o no con nosotros ese abismo que nada lo llena.

Me gustan mucho tus últimos textos, gata. Mucho.

Darío dijo...

Es un texto profundísimo. Y tiene una fuerza extraordinaria. La cohesión entre el suceso inicial y la reflexión final, te deja pensando, y te lo aseguro, un saborcito amargo en la boca.
Un beso.

Gata dijo...

Gracias Toni. Un abrazo

Hola mi ché ;P Tu sabes ver los matices, no cambies nunca. Besos

Caos dijo...

Joder tía!! (perdón)...

Cuando te pones así me dejas en blanco, y a la vez, con mil palabras dándome vueltas.

Muy bueno. Muy real. Como un jarro de agua fría. Como un "tapabocas". No sé si me explico.

besos

Gata dijo...

Uhmmm adoro las mordazas ;P
besos

TORO SALVAJE dijo...

Como Almodóvar te pille el post lo convierte en película.
Y sería muy buena.
Es un placer inmenso leerte (no es ningún halago).

Besos.

eL aRTe De SeNTiR dijo...

Que regusto más amargo...y esa reflexión dando vueltas a su antojo por mi mente.
Lo he visto muy crudo, muy profundo, muy real...
Muy buen post

Gata dijo...

Ojala Toro, ojala...

Arte, tu si q tienes ;) Reverencia.

Anónimo dijo...

definitivamente las ultimas letras grises son para mi y para ti.

almodovar? ganaria un Oscar con nosotras :P

besitos