30 de septiembre de 2010

y expirar ...

Me he levantado por segunda vez en este último mes a las nueve de la mañana. Mi cabeza como si le volviera a apetecer amanecerse, comienza a desencaracolarse y a querer emerger de debajo de las sábanas, terreno seguro y sin peligros, ni otras apetecias de estas últimas semanas. Me cuesta, mucho, a penas me peino y el rimel en el cajón del baño se pregunta, porqué ya no le saco de paseo. Le saco la lengua y cierro la puerta sin contestarle, que estoy demasiado ocupada últimamente con peinar más mi interior que mis pestañas.

Tengo el jardín zen de mi alma, hecho una verdadera mierda, haría falta una escavadora para ordenar todo este polvo y esta arena acomulados durante tantos años de dentro para fuera, y ya, ésta sable mía, no es ni mucho menos de ningún color blanco parecido a algo que yo haya conocido. Es de color: estoy hasta ahí mismo de tanto y luego seguro que suspiro. Pero aún así, me tomo un té, y lo alterno con cinco galletas atragantadas, me pongo el chandal y me aferro al manillar de mi bici como si fuera un cabestrante que me pesca a mi misma desde alguna parte, que no sé cual es, ni donde se encuentra y sobre todo porqué...y voy a mi segunda clase de yoga, la de hoy. La luz no me molesta, la penumbra acompaña a los cuerpos que se desperezan. La profesora es amable como un brotecito de bambú, con la misma determinación y dureza, hacía arriba dice, siempre hacia arriba...

Subo la vista hacía arriba y se atisba el cielo, lejos aún, pero se atisba.

Cada cuerpo, cada vida es como un pozo, dice, hay que llenar, llenar y ver que no se vacía demasiado, si se vacía demasiado es muy difícil volver a llenarlo desde el fondo. Yo miro hacia el fondo de mi pozo y puedo hacer dibujitos con el dedo en el barro, y escribir nombres y borrarlos y volverlos a borrar. Le sonrío, es coreana y muy dulce, hay que mover los brazos y respirar para lograr que el cuerpo se defienda- murmura a través de esa penumbra y tu yo, y el resto nos miramos al espejo mientras nos preguntamos: ¿qué cojones te está pasando?

Respirar...

Creer a partir de ahora sólo en lo que uno puede tocar y llevarse a la boca con las manos.

Cuando comienzas a preguntarte ¿qué coño estás esperando? es que ya has esperado demasiado.

Me voy a dar un bañito...

Annyonghi kyeseyo
(me inclino ante vosotros con las palmas de las manos cerradas en mi pecho)



Susheela Raman "Woman"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que ese pozo lleno de barro, por suerte húmedo todavía, no tarde en rebosar agua fresca y cristalina.

Recuerda lo de "tenemos los polvos contados".

Un beso

Mel dijo...

respirar, más que nunca respirar!!! :)

caperucitaferoz dijo...

Tú pozo se volverá a llenar sin darte cuenta y podrás jugar con el agua en tus manos.
Un saludo

Unknown dijo...

Hola amiga Gata, tienes que respirar y mas respirar.. y salir de ese pozo.
Te sigo.

Abrazos del Angel Rojo.