Me estoy leyendo un libro, lo reseñé aquí en una ocasión no hace mucho, se llama "Mujeres que corren con los lobos" Para quien no lo haya leído resumiré brevemente de que trata. Lo ha escrito una psiconalista que durante 20 años ha hablado con mujeres en su consulta. Clarissa Pinkola, nos guía por la psique femenina, de la mano de algunos cuentos, desentrañando la extensa simbología que esconden, y hablándonos de la mujer como nunca antes nos habían hablado, al menos a una servidora...
Son muchas las mujeres que me escriben contándome sus cosas, y el denominador común de todas ellas, podría decir que es, la búsqueda, de la serenidad, de como poner fin a sus sentimientos de culpa, de como dejar de ver sus pies enredados en redes, y aun así buscar, siempre buscar la manera de continuar caminando, de seguir "sembrando" a pesar de todo, a pesar de un cielo la mayoría de las veces yermo de nubes.
Dice Clarissa Pinkola: "hay un momento en la vida de una mujer, por regla general al llegar a la mediana edad, en la que tiene que tomar una decisión, posiblemente la decisión psíquica más importante de su vida futura, y es la de sentirse amargada o no. Las mujeres suelen llegar a esa situación al final de la treintena o a principios de la cuarentena. Están hasta la coronilla de todo, están "hasta el gorro" están "que no pueden más". Es posible que sus sueños de los veinte años se hayan marchitado. Puede que haya corazones rotos, matrimonios rotos, promesas rotas (...)". A lo largo del libro, Pinkola nos habla de "la mujer salvaje" de como tenemos que volvernos de nuevo hacía dentro para ser nuestro punto de partida, aislarnos y cantar a los huesos que son la primera cosa, eso que nos sostiene a nosotras y a todos los seres vivos y que nos hablan de lo que eramos en tiempos ancestrales, seres salvajes, dulces al mismo tiempo, protectores, demoledores, y porqué no suaves, pero siempre tierra, porque la mujer es sobre todo un paisaje salvaje, tierra, y se le ha olvidado...
Es un libro raro, porque nos describe, con ternura, disecciona con delicadeza nuestros mecanismos de defensa, nuestros enroques en la vida, los hoyos más comunes en los que todas solemos meter la pata, nuestros triunfos. Es un libro de mujeres, escrito para mujeres, pero a su vez es como un misil teledirigido a los hombres. Da un poco de miedo leerlo, la verdad, le decía antes a una lectora de mi blog por correo que a veces temo que al darle la vuelta a la siguiente página vaya a encontrarme con mi foto.
Creo que como le decía a ella buscamos la paridad en todos los sentidos el laboral, etc...pero no hacemos, ni pedimos lo mismo en el plano afectivo. En el plano afectivo nos desmembramos a nosotras mismas, nos volvemos algodones para vosotros los hombres, porque es como si nos diera corte decirles, algo muy cursi, pero muy verdad, algo así como: "también soy una flor, sé delicado conmigo, necesito cosas. Las flores tienen rocío siempre, todas las mañanas, y saben que tienen que dejarse morir a ratos, y que en otros ratos habrá sol, pero dámelo tú, porque es de tus manos de quien quiero que provenga ese sol". Parece que nos hemos puesto pantalones y se nos han olvidado nuestros derechos ancestrales, lo impotantes que somos, que sin nosotras la vida no habría avanzado de igual modo y tampoco sin la fuerza y voluntad masculina, pero ¿qué es la fuerza sino se aplica con la intesidad adecuada? La mujer es la intensidad de la fuerza...
¿Cuántas veces a solas nos castigamos a nosotras mismas, nos ofuscamos en cosas que no funcionan?, somos a veces ingenieros obsesionados en hacer funcionar mecanos que nunca volverán a cobrar vida.
Hace unos días hablaba con otra mujer y ella comentaba algo sobre un anuncio de la marca Calzedonia, que como un guión nos relataba la vida de una mujer de manera claramente asfixiante, como si al nacer tuvieramos que seguir esas pautas y no otras, y la visión de algo así, en modo publicidad, en muchas, muchísimas mujeres, más de las que imagináis vosotros los hombres, que por una u otra circunstancia no han logrado en la vida sus objetivos vitales, les producía un inmenso peso y un dolor en el alma proporcional al desgaste emocional que en su día les devolvió la certeza de que sus sueños y su vida real poco o nada tenían ya en común.
Y entonces la mujer hace siempre una cosa, se vuelve un ser salvaje, como un lobo comienza a lamerse a solas las heridas, y entonces empieza una maravillosa transformación, comienza a perdonarse, a quererse, a ser compasiva también con ella misma, y a reivindicar sus necesidasdes como legítimas, propias, inapelables, demoledoras. Interroga a su interior "a la anciana que sabe" como cuidarla, y recibe las respuestas adecuadas.
Esto no es un alegato al feminismo, pero si a la feminidad, y te pregunto a ti, que eres un hombre:
¿Cuál fue el primer día en el que dejaste de hablar con ella, de compartir con ella tus cosas? ¿Por qué comenzaste a mirar hacía otra parte y aún a pesar de conocer sus sueños más profundos te alejas, desoyéndola, dejando pasar la vida sin más? ¿Por qué si no deseabas ser padre no se lo dijiste? ¿por qué ya no tiemblas al escuchar su nombre? ¿Por qué la miras desde el otro extremo del sofá como si fuera una extraña?¿Por qué crees que pasar más tiempo en el trabajo y menos con tus hijos os hará más felices?
¿En que momento tú, sí, tú... empezaste a tener tanto miedo?
Ella, sigue siendo bonita, la luz del sol sigue reflejándose en su pelo de igual modo que aquel primer día, pero ahora es más fuerte, y además, ya camina con los lobos...
Al diablo Calcedonia, y las cremas anticelulíticas, y los champús para tener el pelo más brillante, a la mierda el movimiento Pantene, los geniales limpiadores de suelo, las operaciones de cirugía estética,...
Somos la tierra, y esperamos cosas, pero no las que tu crees... (repetir cual mantra)
vuelo
-
*martes, 19 agosto 2025. *Tengo que coger un avión y llego tarde (es el
mismo avión que en otros sueños, una especie de habitación metálica con
varios aien...
Hace 9 horas
1 comentario:
Mañana mismo estoy en la librería. Y estoy pensando que será un estupendo regalo para mi hermana lectora!
Publicar un comentario