Llueve.
Este verano va a llover(me) que te cagas. Del sol ni rastro, pero eso sé manejarlo,
como nadie.
A la lluvia le salen paraguas abandonados, como novias a los poetas, como cubos de basura a los gatos, como agua para los elefantes (vaya mierda de película), como a mi conejo las caricias (no seáis mal pensados que tengo un conejo de mascota, bueno en realidad dos y a los dos... les gustan las zanahorias ;P)
Se llama Alicia, como no, como mi cuento preferido que inspiró la fotografía que preside este blog. El humo de la oruga que pregunta: who are you?. Seguro que lo he contado y me estoy repitiendo, es lo que tiene la edad, de todos modos es culpa vuestra y no mía por venir a leer aquí.
Yo no sé quien soy, pero a veces hago fotos, otras me las creo, y casi siempre camino hacia delante que es con mucho, lo que más me gusta de mi.
La lluvia tamborilea en los cristales, a su bola, algo de jazz, y yo pienso en la que se me viene encima, como siempre, que es con mucho, lo que más me gusta de mi, que no cambio. La ansiedad anticipativa me ha servido tantas veces, y me he equivocado tan poco en mis precisiones, que determiné un día sentarla conmigo a la mesa y no tratar de emborracharla nunca. Total, no se iba a ir.
Pronto me iré a otro país y no me queda otro remedio. En realidad no me está pasando a mi, le está pasando a otra que se parece sospechosamente a mi. ¿No habéis tenido nunca esa sensación? esa de sé que soy yo la que está viviendo esto "pesadillamente", pero como que no me lo creo, pero que manda huevos, que sí que está pasando...
Debe ser igual a tirarse por un puente (con arnés) que tu caes, pero no sabes exactamente que parte imbécil de tu cerebro ha decidido dar el último paso hacia el abismo. Pues esa. La de la inercia o de la la crisis en los tiempos que vivimos da igual el sinónimo al que le demos uso.
A veces siento que vivo esta vida, como si fuera a tener otra, cuando no es así. Pero no soy especial, de eso soy tan consciente, como de que la Pepsi por mucho que se esfuercen siempre será peor que la Coca Cola. En realidad todos caminamos por ella, por la vida, digo, como podemos o como nos dejan y no sigue siendo poco.
Cuantos asaltos a la Bastilla interiores nos harían falta para comenzar a ser ¿valientes? primero con nosotros mismos y después con nosotros mismos y si queda algo para con los demás, que llegar a conocerse del todo se tarda toda una vida, oiga...
¿De qué estaba hablando yo?
Total que llueve...
1 comentario:
Sabes que te digo, que gran noticia, ver que vuelves, que estás que no te has ido, si es que para mi, que llego hoy aqui, que puedo más darte las gracias por dejarme entrar un poco en tu mente...
Asaltos a la Bastilla, para ser nosotros mismo, dibujar y diseñar nuestro mundo que no es otro que el que realmente queremos ver.
Las aves para salir al mundo primero han de romper la cascara de un huevo, pues el humano que quiere ser libre pensante primero ha de romper en mil pedazos el pensamiento establecido y por ende no limitarse al conocimiento real que nos aportan los sentidos, sino como bien haces tú sentar a un lado la premonición y al otro la sensación, justo en el centro la razón bien nutrida de conocimiento abstracto. Vendrá la pregunta quién de ellas soy yo...
Todas juntas y a la vez al vacio sin arnés.
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