30 de julio de 2012

Olimpiadas...

En la cuesta había una casa nueva, no podía haber aparecido de repente, sobre todo porque tenía muros de cemento y cables blancos colgando de los techos, pero era la primera vez que yo la veía, después de todos estos meses. Había una chica en la puerta, con esa cara de cansancio que se le pone a la ilusión, cuando está ilusionada. Llevaba una trenza, un aire descuidado en la mirada, una sonrisa en la esquina de la boca y los pies descalzos. Llovía.

En el jardín un chico con tan sólo unas espaldas, y quizás cabellos rubios, para no variar. Intentaba entrar en la casa con más de diez cosas a la vez embaladas con el mismo cartón, con el mismo código de barras, con la misma cinta de precinto, de la misma tienda que probablemente otro chaval posiblemente chino en la otra punta de esta pelota de planeta intentaría entrar por la puerta de su casa...

Y como esos flashback de las pelis, me he visto a mi misma hace ¿tantos años? con esa misma cara de cansancio que se le pone a la ilusión cuando está ilusionada.

Ahora, ya, creo, sólo me queda la cara de cansancio

Luego las personas que habitan en esas mismas casas con jardín, cierran las puertas para comenzar tranquilamente y sin que nadie les moleste...

a desconocerse.



pero ya se sabe: lo importante es participar.

2 comentarios:

Sergio DS dijo...

A la ilusión a veces se le pone cara de temor, por si no se logra.

VICTOR VERGARA dijo...

Ah, eso está bien, "la olimpiada de la vida". Yo nunca me planteo ganar en ninguna olimpiada, porque sólo ganan los que sacrifican muchísimas horas (jjj) Y total, medalla más medalla menos, una medalla solo es una medalla, jjjj

Un beso desde el sur.