25 de julio de 2012

Redes



Me encanta este programa, él es un poco intriturable, sobre todo por el acentito que se me gasta, pero hay que reconocer que cuida el contenido de su espacio. Este reportaje maneja una idea muy interesante, dice exactamente que las decisiones son inconscientes, que justo diez segundos antes de tomar una decisión drástica, tu cerebro ya la está tomando por ti....

¿No creéis que es algo fantástico para deshacerse del sentimiento de culpa?

- Cariño, te juro que yo no quería tirarme al vecino del 3º piso, es que no sé que me pasó, miré sus músculos, luego le miré a él, le volví  a mirar sus músculos y lo siguiente que recuerdo es el ruido de tus pasos por el pasillo de nuestra preciosa casa...
  :^P

Bueno os dejo el reportaje, para vuestro disfrute.

Hoy ha sido un buen día, ha hecho sol, y he tomado todo el del mundo desde mi terraza (siempre hay que recoger, para cuando no haya, de lo que sea) y me he permitido el lujo de no hacer absolutamente nada más... ah! y he recibido un correo de un ex compañero de trabajo que me ha dicho que han echado del Grupo Zeta al cabrón, impresentable, mala persona, "asisemuera" (con perdón - a vosotros, digo) de mi ex jefe por el que pasé lo que no os cuento hace ya unos 4 años, (dicen que no hay que alegrarse nunca, jamás del mal ajeno, pero yo me he abierto una cerveza negra fría, muy fría, y sonreído toda la mañana como si me hubiera tragado una percha y me la he bebido a su mala salud) y le han despedido además muy malamente, con poquito dinero y como ha dicho en su muro de face (es que encima es gilipollas y lo tiene como público) "de manera vengativa y alevosa" (que don más grande de palabra)

Tras casi más de diez años de trayectoria laboral, me encontré por primera vez con un acosador, mal rayo le parta, y me hizo la vida imposible con su cara de cordero ante todo el mundo, cuando en realidad era un cerdo acosador de mujeres.

Recuerdo como me sentí cuando la situación se hizo tan insostenible que subí al departamento de RRHH para denunciarle y pedí llorando que incluso tomaran en consideración el despedirme. Nunca en mi vida había trabajado tan mal y con un rendimiento tan bajo para una empresa, pero creerme si os digo que la situación logró minar mi ánimo y salud de tal forma que no veía otra salida. No vi injusto mi despido, realmente no di a basto con todo, y al fin y al cabo lo que se esperaba de mi era que mi trabajo fuera impecable, pero soy consciente de que no pude hacerlo, porque no tenía fuerzas. Recuerdo como me sentí cuando subí a contar todo a la jefa de RRHH, que época más rara, más convulsa, todo en mi vida estaba desenfocado y no lograba manejar nada con claridad. A él no le hicieron nada, sólo me ofrecieron un cambio de departamento, pero rehusé, estaba desgastada y la situación antes del ERE era tan terrible dentro del grupo que sólo pensaba en irme de allí para siempre. Años después cuando pasaba por la puerta de la editorial por lo que fuera, no lograba controlar el escalofrío que me recorría por dentro. Le tengo una manía impresionante a la calle O`Donnell.

En fin, dicen que a todo cerdo le llega su San Antón... y va a ser que es verdad.





1 comentario:

Luna dijo...

Un día reparador. Alguien tomó una buena decisión.

Saludos y buenas noches.