Estaba en pleno descanso de la clase de acupuntura que es todos los martes de siete a diez y media de la noche,y me he dicho: ¿y qué hago hoy? porque se quedan fumando en la puerta y hay que ver que mal huelen ahora todas las salidas de los sitios con la peña apelotonada en umbrales soltando humo como trenes, así que he mascullado: me abro y he echado a andar para abajito de Marqués de Zafra y me la he encontrado de cara. Es chiquitita, con un escaparate donde los libros se muestran como si fueran dulces, libros de magía, y con magia y sin mirar la hora (si es que soy la leche en vinagre...) allá que me he tirado al timbre (eran las nueve pasadas...). Un señor con el pelo decolorado por el tiempo me ha sonreído entre El mercader de venecia y Fray Luis de León, y me ha dicho por señas...
- es que ya está cerrado.
- ¡Bueno, pues qué disgusto!, me deja usted sin Shakespeare un martes a estas horas y ahora ¿qué hago yo?. Volveré otro día...- le grito con mis manos, como si estuviera pescando un salmón en un río y se me hubiera roto el carrete en mil pedazos.
Se ha reído como la gente que se ríe siempre, echando para atrás la cabeza dejando de mirar para delante, y cuando ha parado de contorsionar el cuello, me ha dicho "espera" con la mano. Y ahí estaba yo en la puerta como un gato delante de una cortina de flequitos de acero, de esas que hacen tilin tilin cuando pasa el viento que tienen las pescaderías de los pueblos. La reja iba por dentro, y era corredera y le ha costado al menos tres minutos volver a abrirla y lo ha hecho sólo para mi (que verguenza)
- Puedes entrar a mirar y si no encuentras nada que te guste, no hace falta que compres, hija. No tienes compromiso ninguno conmigo...
- ¡Pero bueno! con tantos cerrojos y la reja por dentro a usted fijo que no le entran a robar...Que bien se guarda usted.
- Por eso y también por otra cosa...porque los ladrones nunca robarían libros...
En el mostrador cientos de piedras, a la derecha guías de tarot, cartas y bolas redondas donde no me he asomado a mirar no fuera que te viera...A la izquierda dice- tengo literatura desordenada, porque mi hijo ha tenido que cerrar su librería, y son sólo unos poquitos retales de aquí y de allí. Y esto- continúa mientras señala la pared llenita de polvo de hadas invisibles y de color púrpura tirando a plateado- es que le encantaba a mi mujer...La he perdido hace un mes ¿sabe usted? así que no se preocupe por que haya vuelto a abrir esta vieja librería, a veces...si aún tengo gente cierro a las doce de la noche, después subo a dormir arriba, y ahora la soledad me gana la mano. Es muy duro dormir sin ella...por eso escribo.
- ¿Usted escribe?
- Bueno ya no tanto, desde hace un mes no sale, pero dentro de unas pocas semanas presentaré el último que por lo visto si salió, y es que todavía estaba ella...
- Nunca se deja de escribir...
- Eso es verdad...
- Me llevo este y este y este otro, le digo para que no me salga por la boca un no sé, una lágrima por el ojo izquierdo que estoy más tonta que un guión de los hermanos Marx últimamente, y saco mi tarjeta más una sonrisa que espero que le llegue un poco.
- No tengo - y me tiende mis documentos, mientras se lleva un dedo a la boca para lograr despegar de un profundo sueño a una bolsa de plástico en la que introduce todos y cada uno de los libros - te los llevas y ya me los pagaras...
- De eso nada. No puedo aceptarlos.
- ¿No vas a volver?
- ¡Pues claro!
- Pues eso...
- No.
- No te insisto porque este que has elegido es mío, y no quiero que pienses que voy haciendo publicidad...
- Un extraño vagabundo en el Madrid de posguerra- leo- ¿en serio? ¡Es verdad!, perdone, no le había reconocido. Cuénteme de él...
- Son anécdotas del barrio- dice mandando su barbilla a la acera a contemplar la calle - Hay niños, y fuentes y atardeceres antes, durante y en el doloroso después en el que dejamos de ser niños...
- No puedo llevármelos todos hoy, pero este sí, porque es un regalo que quiero hacer mañana ¿cuánto es?
- La Colmena, para tí 4€
- Voy a volver el martes a por el resto...
- No hacía falta que compraras nada. He abierto por gusto. Gracias por el rato.
- Voy a volver el martes. Estudio por aquí cerca una cosa. Nos vemos
- Bien...
Esa librería, su puerta azul de madera, su moqueta, las estanterías blancas, sus libros barajándose desordenadamente asaltándote desde todos los ángulos posibles, me ha recordado a la época en la que yo también tomé un café en el bar de doña Rosa, entre nubes de humo, y personajes únicos y entrañables, trescientas voces que nacieron de la imaginación de un escritor.
Me parece que mañana compraré un collar para ese cumpleaños.
El martes me pasaré de nuevo, y sé que será la primera de muchas más veces durante mucho tiempo.
Los libros son así: sin más deciden encontrarte.
vuelo
-
*martes, 19 agosto 2025. *Tengo que coger un avión y llego tarde (es el
mismo avión que en otros sueños, una especie de habitación metálica con
varios aien...
Hace 7 horas
5 comentarios:
Yo también quiero ir, Gata.
Llévame, anda.
(Bueno, que ya me has llevado con tus letras...)
Cuando ignoramos a las agujas del reloj, sucede la magia.
Sólo hay que parar y abrir los ojos.
Un besito!
Oye Gata. Has encontrado una librería mágica! yo también quiero ir. Dónde está? Es genial, es como la de los cuentos. Bueno, en este caso como la de tu relato es magistral, el realto y la librería...todo! Sabes, amo las librerías y si has descubierto una como esa uff!!Magia.
Besos y un abrazo.
Hola Lena,
Ha sido un placer niña, pero si vives en Madrid y quieres hacer de nuevo el viaje en forma un poco más corpórea: Marqués de Zafra, 17
Besos
Moderato,arriba tienes la dirección. Un saludo ;))
ay Gata, jo, qué bonito lo haces todo. Ya sé que ese instante fue especial, pero es que siempre conviertes lo cotidiano en algo especial... Cuando vuelvas, llévate también mis abrazos y se los dejas en el portal
jajaj gracias mi niña, es algo q me gusta hacer, sino dime ¿q nos queda? eres un sol y eres de Madrid, así q pásate tu, te vendrá genial hablar un ratinin con alguien así. Muack guap!
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