16 de julio de 2012

L`Incroyante

¿Existirán personas en el mundo que se miren a los ojos siempre y no se pierdan nada del paisaje y de ellos mismos?

Yo he detenido mi latir en un beso, yo he vivido con tan sólo cerrar los párpados, años, en el abrazo de alguien que marchó hace ya más un lustro de mi vida. Recogía mi cara entre sus manos con toda su inconsciencia de niño a penas (im)berbe y me besaba lento, despacito, como un arrullo. Luego se desdecía, se perdía, quería dejarme quedándose en mi vida, la cagó como nadie, se hincó profundo, ancla abisal a un tiempo en el que todavía, todo, era posible. Se ocupó de poner fin a mi glaciación, metamorfoseándome, volándome las mariposas del estómago para fuera y viceversa.

Cuanto habrá sufrido - pienso a veces - con ese carácter que tenía de " si busco, seguro que encuentro y si no vendrá, pero si viene...¿cómo sabré si ha venido únicamente para mi, en esta vida, tan corta, dónde si no busco, me abandono y no siento que el aire, recala en mis pulmones?"

No bebías, no fumabas, eras tan limpio que parecías casi transparente. Una amiga me dijo a propósito de esto que jamás se hubiera fiado de nadie sin un sólo vicio declarado.

Tenía razón...

Como te pareces mi amor a Pio Marmaï en La Delicatesse, aunque haya tenido que pintarle imaginariamente tu barba y tu perilla. Como me gustaba sentarme contigo en una sala con olor a palomitas, cuanta luz en esa oscuridad. Me alejabas de la muerte, cada vez, que entrabas en mi, cómo decía Hemingway, aunque no tuvieras ni idea de follar con una mujer, y te movieras menos que la compresa de alguien fallecido en plena menstruación. Eras tierno, como un vino joven, prometías, prometeo, que dulces tus falsos "te quiero", que dulces los que escuché después de ti, grasa dopamínica flotante en sopa neuronal desbaratada...

Y es que ya se sabe, que el único modo de desgrasar un caldo, es dejarlo enfriar, total, completamente, sólo así quedará la esencia, lo real, aquello de "cuando pasen diez años o menos junto a ti, la cuenta bancaria echando humo, los cuatro pedos de sofá, 3.456 noches sin dormir por culpa de los niños, ya no recordaré como te quedaba el sol ensortijado en tu cabello aquella tarde de agosto donde comprendí que eras una extensión de mi, que me faltaría siempre, si no te invitaba a sentarte conmigo, a mi lado, el resto de mi vida"

Me esperaba más, pero la han estrenado, vosotros veréis si queréis ir al cine o no ... merece la pena, el ir, digo, la peli: pufff, sobre todo si en esa oscuridad de olor a palomitas, al lado de ese alguien, sentís que hay más luz que en Noruega a las cuatro de la mañana (creedme, sé bien lo que digo, que Noruega no me queda lejos)

Buenas noches...

4 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Haciendo biografías eres tremenda eh?
Espero que no te lea, no sea que salte desde el ático.

Besos.

Gata dijo...

Mi querido Toro,
Una persona sin vicios es absolutamente no-propensa al suicidio, de todos modos jamás se tiraría desde un ático, el dinero que tenía en el bolsillo si acaso le alcanzaba para pipas, o para un 2º sin ascensor, mira! ese era otro defectillo q tenía ;P
Besos a Justiniano

guille dijo...

Quedarse con los recuerdos de aquellas cosas que hicieron que lo eligiéramos.

Recordar lo que hizo que se alejara.

Unir los recuerdos y elegir otra vez.

Gata dijo...

A mi es que los dados se me han dado fatal siempre Guille...
quizás la próxima vez