12 de julio de 2012

Llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya

Yo sigo a mi bola, con mi aceite virgen extra, cocinando con mi sol de allí en el no-sol de aquí.

He invitado a alguien a comer y entre pecho y espalda nos hemos metido unas croquetas caseras del último cocido que haría llorar a puñaos a cualquier expatriado forzoso por la crisis, que mis sudores me costó encontrar en este sin Dios una tienda que me vendiera por caridad y casi de contrabando, una punta de jamón de un cerdo que pastó entre olivares y quercus, en váyase usted a saber donde, y un chorizito asturiano que cantaba solo el patria querida, y mi casa, aquí tan lejos, olía a sierra, a eucaliptos y a ropa tendida en las ventanas mientras María y Antonia llaman a filas a sus niños a voz en grito y se preguntan por la Mari que hoy no ha pasado a comprar el pan en cumplida cita con la plaza.

Porque seamos francos, en este país que piso con todo el garbo que se me solicita, no saben cocinar una mierda, bueno sí, pero es porque a todo le echan mantequilla, y a lo que sea que le eches mantequilla es imposible fallarlo, y si no que le pregunten a Brando si se encontraba o no a gustito dentro de Maria Schneider.

Y es que uno si ve una aceituna y huele un manchego, donde quiera que esté, se siente como en casa en dos segundos, sólo cuando pide la cuenta después te das cuenta que va a ser que de estar en casa, como que nada.

Y es que soy un animal, y de costumbres, como diría Sabina: con la falda muy corta y la lengua muy larga. La semana que viene me llaman de un centro cultural español que he encontrado como por arte de magia gracias a una venezolana que lleva viviendo aquí "desde ni se acuerda", y puede que me contraten para impartir mi taller de lectura y de escritura creativa para gente mayor que llegó aquí, cuando en nuestro país había que pedir permiso casi para respirar. He hablado por teléfono con ellos, todos tienen el acento de este país al hablar incrustado en sus gargantas, pero añoran, aunque tampoco hoy, casi se pueda respirar de nuevo en el país que abandonaron hace décadas. Y a mi me apetece leerles a Machado, a Salinas, y a Baroja, y he empezado a bajarme películas españolas, cuando siempre detesté profundamente nuestro cine (sobre todo por culpa de los directores de fotografía y técnicos de iluminación que no tienen ni puñetera idea de iluminar correctamente dentro de las estancias ¡joder, que si la luz entra por una ventana situada a la izquierda es imposible que a los actores les dé de repente en el puto centro de la cara una luz divina venida de no sé donde!!) Ojalá me salga este trabajo, me llenaría tanto por dentro como un pavo relleno el día de acción de gracias...

Hoy he visto Camino (que horror de película, debería estar en los videoclubs si es que queda alguno, en la sección de terror o serial killers), Que recuerdos, que mono que me quedaba el uniforme de faldita gris, tirantes y polito blanco inmaculado, sobre todo cuando me subía la falda muy por encima de las rodillas metida en el baño durante la misa del Ángelus, y el disfraz de pastorcita que me ponía mi madre todos los años, me ponía siempre el mismo, todos y cada uno de los años, me lo puso tan seguido que en el último año preuniversitario ya me quedaba tan corto, que más bien parecía que iba de pastorcita puta y ni siquiera la angelical cruz de madera que llevaba colgada del cuello, cual criptonita, logró apaciguar el desasosiego que sin duda, y por fuerza, se tuvo que instalar en las braguetas de los profesores sentados en la primera fila del salón de actos.

Estoy perdida, como siga así, creo que corro el riesgo hasta de tragarme todas las de Almodovar, incluso darle una segunda oportunidad a la última que ha ¿dirigido? y que quité justo cuando el tipo del disfraz de ¿tigre? entró en la casa de no sé quien a ver a su madre y se puso a lamer una pantalla de televisión ...

Como tiran la sangre, y los chorizos, que previsibles todos, y que iguales, ojala sirviera el darnos cuenta de esto para dejar de putearnos tanto los unos a los otros, y ser más como los de Fuenteovejuna con los mineros y con los yes we camp.

Me voy a dormir que aquí a las 4 de la mañana entra una luz que da gloria por la ventana, aunque no haya gallos a la vista. Y esto, os lo juro, no hay estor opaco que lo remedie, ni cuerpo que lo aguante...

Y que os quiero.

MUA



3 comentarios:

Javir dijo...

Muy al norte debes de estar, Gata. Y en algún sitio regular, porque si han de echarle mantequilla al condumio para adecentarlo...

Gracias por pasarte por mi blog y por comentar.

Un saludo

Darío dijo...

Es obvio decir que extrañamos todo lo que perdemos o dejamos atrás o, simplemente, no está, momentaneamente.
Como la canción de The Cure que preguntaba ¿Decime quién no ama lo que nunca regresa? y que, casualmente, llevaba un ritmo español pero creo, trataba de una taberna portuguesa.
Si este vértigo arremolinado van a tener tus insomnios, ruego que se repitan, aunque sea algunos pocos días al año. Y ahora, que ya me dio el hambre con eso de los jamones...
Un abrazo.

TORO SALVAJE dijo...

Me pasó lo mismo con la última de Almodóvar cuando vi al tío ese de tigre la quité de un zarpazo.
Que pena... como se ha endiosado y claro ahora nadie le puede discutir ni un plano porque seguro que lo despide... en fin...
Lo mejor de este país es el jamón, luego el marisco y después de eso las olivas y quesos, a partir de ahí ya no somos competitivos pero esas tres cosas, que no necesitan apenas nuestra inteligencia, mira que salen buenas eh?

Hala, a disfrutar de la docencia.
Recuerdo las últimas clases que di hace unos años, casi acaban conmigo, renuncié a la la pasta extra porque empezaba a soñar con matar a los alumnos muy lentamente y de la manera más dolorosa posible.