Hay algo que nunca le he contado a nadie. Al volver de aquella época de mi vida a mi ahora, me era imposible dormir, hasta que un día encontré un truco pequeño y mío.
Desde entonces, desde aquel entonces, siempre, todas las noches de mi vida, coloco una almohada larga y mullida encajada en mi espalda a lo largo de mi cuerpo,
y
siempre
eres
tu.
Sólo en esos momentos eramos, tan hermosos juntos, tan posibles...
Es lo único que queda,
lo único que jamás, nunca, olvidaré,
lo único que ha permanecido prendido como azahar en la brisa de verano,
lo único que le pido a la vida que jamás me arranque
lo único que ya quiero de ti,
soñar, sin tu permiso,
contigo, y en ti abandonada al sueño más profundo.
3 comentarios:
Yo quisiera dormir primero para soñar después, sin dudas. Tal vez pruebe con la almohada. Pero es que las pastillas de dormir me hacen olvidar de todo sueño...Un abrazo.
Mira que lista.
Tú sabes latín.
Dario, dudas siempre se tienen, sólo hay que creer que ya cesaron. Besitos
Toro, tu todo lo sabes y si no lo sabe Justiniano y mira que me caen requetebien los dos ;) Un besito dulce
Publicar un comentario